sábado, julio 21, 2007

RÉQUIEM

Los caminos nuevamente vuelven a aparecer, el trastorno constante del silencio mutuo permite desperezarse...
Nuevamente aparecen, las guías, esas hojas terribles que conducen a casa y que poco a poco desaparecen como miguitas de pan engullidas por palomas.
El viento frío curte mis labios que yacen tallado en piedra muerta.
Soy la existencia eterna de lo que no es, la penumbra misma de un pasado remoto, escondido en placeres pequeños como la sonrisa de un niño, ese amor que no fue.
Vagando en alfombras sepias, puedo escuchar los fantasmas que cantan sus penas.
Los atardeceres siempre son un réquiem terrible de melancolía, la extraña existencia atemporal de un sin número de detalles que parecen trastocar mi realidad de delirantes respiros.
Miro el mundo y creo vivir, extraño ese instante pequeño de muerte súbita.
A veces me parece que todo está perdido...
Aunque vine a entregar mi corazón.
El silencio se vuelve eterno.