sábado, octubre 18, 2008

SUSURROS

Me pusé así, detrás tuyo, moví tu pelo y comencé a suspirar palabras en tu oído....
Digamos que fueron fluyendo pequeñas, algunas se enredaban en tu cabello y otras afortunadas llegaron hasta tu alma y contagiaron las letras de significados nuevos.
Estremecimos el cielo con nuestros delirios, dejamos escapar tentaciones que abarcaban algo más que un simple deseo...
Es tan sin cuartel la guerra contra la soledad que no termina de desdibujarse en luchas encarnizadas que se deciden desojando margaritas...
Si, no, a veces...
Aquellas margaritas justicieras hacían eco en tu alma... ellas verdugas y salvadoras todo al mismo tiempo, encerradas siempre ante la necia ignorancia de no considerarlas un racimo.
Mis palabras al oido entrañaron desesperos de melancolía y balbucearon sencillas notas de canciones tan mías, que se transformen en sútiles expresiones del alma...
Ser, estar, creer... dime mujer.... dónde, dónde carajo dejamos el buen amor?
Dónde empezó la prueba constante de poder amar?
Dónde empecé a suspirar susurros?
Dónde creí sentirme tan solo?

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