lunes, agosto 29, 2005

LA EXISTENCIA DE KALI

Quisiera irme y no recordar... quisiera soñar y pensar en algo menos nómada para mi vida, pero todos estamos sujetos a pequeñas cárceles... y la mía tiene barrotes de recuerdos...
Igualmente seguiré caminando... no hay peor cárcel que la que uno mismo se impone...
Y tú mi ángel no te impondrás sobre lo poco que me queda...
Más allá de los sueños y de las inteligibles palabras, bordearé nuevamente la locura... para levantarme magnánimo de otra noche de pesadillas...
Viviré, sobreviviré, pero si fallara, arrastraré a todos a mi infinita cárcel y mi lúgubre infierno...
Sortearemos juntos estas penas que vivo solo... con el fin último de que entiendas lo que es sufrir, vos... vos que te negaste a entenderme...
Cierra tus ojos y siente mi ira... hace años que deberías haberla sentido, pero callé...
Y hoy me veo renacer en ira y odio...
Desde el hondo crisol de mi existencia te condeno... a arder más allá de lo entendible, entre los brazos de Kali, y yo regurgitaré tu llanto falso para ver enrojecer un nuevo triste atardecer que levantará un terriblemente limpio nuevo día...
Y olvidaré el odio y la pena y seguiré adelante con esas cosas que comencé a soñar...
Mientras tú aprendes humildad y socavarás tus sueños por culpa de tus pecados...
Yo ya pagué mis deudas ahora te toca a ti.

4 comentarios:

Andrea dijo...

Por supuesto, todo funciona así: unos se van otros se quedan, unos reciben y otros dan, a unos les toca y otros simplemente disfrutamos.

salu2.

Nicole Grandjean dijo...

Hace unos años una persona me dijo "Yo no siento ninguna de tus miserias". La frase esa se ha quedado en mi cabeza. Es indeleble.
Es bueno encontrar gente que siente esas miserias. Aunque éstas parezcan tener diferentes nombres.

PD: Amo las imágenes que complementan tus textos.

Anónimo dijo...

Que profundo eso....
que bueno leerte, debes estar en Argentina ya.....besitos fue super bueno vernos y te leere siempre...cuidate

Carolina Moro dijo...

El intercambio de roles, los reproches que no son tal, las cárceles que parecen colmenas, las abejas que sólo parecen mirar todo y volar.